Los 7 principios de la Atención Temprana que se aplican en la Fundación Montañés, fueron desarrollados en 2008 por la División of Early Childhood of the Council for Exceptional Children, en adelante DEC. Se desarrollaron para proporcionar orientación a los profesionales y a las familias sobre las formas más efectivas de mejorar los resultados del aprendizaje y promover el desarrollo de niños pequeños, que tienen o están en riesgo de sufrir desafíos o situaciones discapacitantes para su desarrollo.
En el Equipo de Atención Temprana de la Fundación Montañés, CDIAT Fundación Montañés, utilizamos estos siete principios para guiar y apoyar nuestras actuaciones en los entornos habituales de los niños y las familias, con el objetivo de garantizar una Atención Temprana de calidad basada en los estándares internacionales. Estos estándares, a su vez, se fundamentan en la evidencia científica actual, es decir, en lo que se ha demostrado que nos ayuda a obtener los mejores resultados con nuestra intervención, tanto sobre el desarrollo de los niños como sobre toda la dinámica familiar.
Los 7 principios de la Atención Temprana en la Fundación Montañés
Los siete principios de la Atención Temprana son los siguientes:
Principio 1: Los niños aprenden a través de las experiencias diarias e interactuando con sus cuidadores principales, en sus rutinas y entornos naturales
Este punto hace énfasis en la naturaleza de las actividades, que deben ser funcionales, es decir, útiles para la vida del niño, y deben diseñarse desde los intereses y lo que motive al niño, ya que se establece una relación directa entre la diversión y el proceso de aprendizaje del menor. Además, la ciencia nos dice, que los niños aprenden durante todo el día en los lugares más importantes y habituales para ellos, a través de las relaciones e interacciones con sus personas de referencia (familia y otros cuidadores principales como educadora de la escuela infantil, abuelos, profesores, etc. ).
Por ello, desde nuestro enfoque de trabajo, realizamos sesiones de capacitación y acompañamiento a las familias y a otras personas de referencia del niño, desde la creación de un “equipo alrededor del niño”, “Team around the Child” (Limbrick et al., 2007), posibilitando con ello identificar las oportunidades de aprendizaje que ofrecen los momentos cotidianos, es decir, promover entornos naturales más competentes para el desarrollo infantil.
Principio 2: Todas las familias, con el apoyo y los recursos necesarios, pueden favorecer y reforzar el aprendizaje y desarrollo de sus hijos
Este principio enfatiza en el papel fundamental de los cuidadores como eje del aprendizaje de los niños, razón por la que debemos facilitarles el acceso a todo tipo de información y recursos, apoyos formales e informales, que hagan posible el desarrollo del menor y el buen funcionamiento familiar.
Cuando llegamos a sus vidas, las familias “ya están haciendo cosas” por sus hijos, ya han puesto en marcha estrategias, unas innatas y otras que van diseñando para dar respuesta a diferentes situaciones a las que se enfrentan en su día a día, y todas forman parte de su repertorio de fortalezas como familias. Es necesario que nuestras intervenciones persigan reforzar esas fortalezas, las interacciones cuidador-niño, y que contribuyan a la reducción de los factores de estrés familiar, en la medida de lo posible.
En relación a esto, cabe destacar que una de nuestras misiones como CDIAT es servir de “movilizadores de recursos” en pro del bienestar familiar, brindando la información relacionada con el acceso a todos los recursos a los que tenga derecho cada familia y cada niño. Para facilitar esta misión, utilizamos herramientas que nos permiten conocer la red de apoyos formales e informales que rodean a una familia, y realizamos un análisis de los facilitadores y barreras ambientales sobre los que podemos influir para optimizar el curso del desarrollo del niño y la calidad de vida familiar.
Principio 3: Nuestro rol es trabajar con los cuidadores y apoyarles en las rutinas y decisiones con sus hijos
Los profesionales debemos trabajar “codo con codo” con las familias, formando un equipo desde la horizontalidad, basado en el respeto hacia su estilo de crianza, cultura y valores. Debemos apoyarles y aportarles desde todo lo que ya hacen y desde su modo de vida, para promover en ellos, en los adultos, nuevas habilidades que les permita ganar confianza en lo que hacen, lo que a su vez les servirá para apoyar el desarrollo de sus hijos.
Desde la Fundación Montañés, consideramos que conocer y respetar cómo aprenden los adultos nos permite diseñar estrategias que promuevan la repetición y práctica significativa dentro de los entornos habituales donde los niños deben desarrollar su funcionamiento pleno. Nuestro objetivo es que aumente la participación, autonomía y relaciones sociales mediadas y alentadas por los cuidadores principales, y para ello es básico establecer una relación de confianza y respeto mutuo con las familias a las que acompañamos.
Principio 4: El proceso de Atención Temprana, desde los contactos iniciales hasta la transición al entorno escolar, debe ser dinámico e individualizado y reflejar las preferencias de todos los miembros de la familia, así como sus estilos y creencias culturales de aprendizaje
Este principio pone el foco en la naturaleza única de las familias, y en lo cambiante que son sus necesidades y prioridades a lo largo del tiempo. Por ello, nuestra intervención debe ser flexible y moldeable a esa diversidad y cambio, y por extensión, los planes de intervención, en nuestro caso Plan Individualizado de Apoyo Familiar (PIAF), deben ser únicos, intransferibles y personalizados hasta el mínimo detalle. El diseño de cada PIAF, parte de que el profesional referente de cada familia conozca y adapte la intervención al modo de vida, a las creencias, valores y tradiciones de cada una y no intente imponer las suyas propias. Es decir, se trabaja desde el respeto máximo y el no juicio.
Así pues, cuando una familia llega al CDIAT Fundación Montañés, iniciamos el proceso de valoración exhaustiva para conocer de dónde partimos y hacia dónde vamos. Qué características hace genuina a cada familia, y qué quieren lograr para con sus hijos. Y de manera paralela, analizamos junto a ellos el funcionamiento y la manera de aprender y relacionarse con los demás y con el medio, que tienen sus hijos. Es decir, acompañamos desde su realidad, desde el modo único de crianza y educación que hayan elegido, siendo conscientes, que estamos de paso en sus vidas, por lo que deben desarrollar las competencias necesarias para tener siempre las riendas de su vida e ir dando respuesta a las demandas de sus hijos y de toda su familia.
Principio 5: Los objetivos de intervención deben ser funcionales y estar basados en las necesidades y prioridades de las familias
Con este enunciado se quiere enfatizar en la orientación de las intervenciones, que debe estar enfocado siempre a la practicidad en la vida cotidiana. El demostrar e identificar que el aprendizaje surge gracias a la participación de los niños en los momentos del día a día, y que el desarrollo de todas las áreas de desarrollo ocurren a la vez, todas están interrelacionadas y se pueden potenciar en la totalidad de los momentos que pasamos con los niños, es el motor que alienta y motiva a las familias a ser la pieza clave del proceso de Atención Temprana.
En este sentido, para diseñar PIAF reales, que no supongan una barrera o carga extra a las familias, las profesionales del CDIAT Fundación Montañés, además de utilizar herramientas dirigidas a la valoración funcional del niño, utilizamos la Entrevista Basada en Rutinas (EBR), que parte de la desarrollada por el Dr. Robin McWilliam en 2001, y consiste en una entrevista extensa que realizamos con los cuidadores principales del niño. Es una de las herramientas que más información nos aporta, y su valor recae también, en la comunicación sensible, la escucha activa y empática con las familias que nos permiten iniciar la construcción del vínculo familia-profesional de referencia. La EBR culmina con el planteamiento de objetivos funcionales, útiles para la vida del menor, basados en las necesidades y prioridades familiares, que buscan fomentar la participación, autonomía y relaciones sociales efectivas del niño y contribuir al bienestar familiar.
Principio 6: Las prioridades e intereses de las familias se abordan mejor por un profesional de referencia que representa y recibe el apoyo del equipo y de la comunidad
A pesar del papel fundamental de las familias en el proceso de Atención Temprana, los profesionales no dejan de ser importantes en el mismo proceso. Y es que son el vínculo entre el sistema y/o los recursos y las familias; por tanto, las personas encargadas de que el proceso se desarrolle sin ninguna carencia.
Desde el CDIAT Fundación Montañés, todas las familias a las que acompañamos, tienen un único profesional de referencia que acompaña todo el curso de desarrollo y crianza de un niño desde el momento de la acogida en nuestro servicio, hasta el cese del mismo. Sin embargo, tanto el profesional de referencia como la familia, cuenta con el apoyo y respaldo del resto de miembros del equipo del CDIAT Fundación Montañés, cada una con una especialización profesional, cuando así se requiera. A esto se le llama equipo transdisciplinar.
La ciencia también ha demostrado, que el proceso de Atención Temprana es mucho más efectivo si ocurre de esta manera, si cada familia cuenta con un referente dentro del equipo (King, 2009), que se hace cargo de guiar los diferentes procesos, lo que favorece intervenciones naturalistas, ecológicas y respetuosas hacia las familias y optimiza la gestión de los recursos a nivel de la administración pública y gerencia de las entidades (King, 2009).
Esto exige a los profesionales, tener una capacitación técnica actualizada acorde a su disciplina y cultivar un trabajo personal para la construcción de habilidades relacionales positivas con el equipo que está alrededor de un niño y familia (familia extensa, amigos, personas de apoyo comunitario, profesionales especializados, etc.
Principio 7: La intervención debe basarse en prácticas validadas y en la evidencia científica.
En Atención Temprana, contamos con investigaciones disponibles de gran calidad para poder diseñar y desarrollar servicios en base a lo que se conoce como Prácticas Recomendadas. Este tipo de prácticas, deben estar basadas en la recopilación de datos y deben poder medirse y demostrarse, es decir, deben estar en una evaluación continua.
Conociendo todo esto, el equipo de profesionales del CDIAT Fundación Montañés consideramos que tenemos el deber de ofrecer las estrategias y abordajes que mejores resultados demuestran en la actualidad para abordar las necesidades que nos plantean las familias. Llevar la ciencia a la práctica, al día a día familiar, lo cual nos exige una constante reevaluación de nuestra práctica, así como formación y actualización tanto individual, de cada disciplina, como de manera grupal y global dirigido a todo el equipo.
La vocación y el buen hacer son el motor de nuestras actuaciones. Y esto marca la voluntad y el compromiso de todas las personas que componen el CDIAT Fundación Montañés, a la hora de estar actualizadas en todo lo que gira alrededor de la atención a la primera infancia y a las familias.